Pastorcitos que se transforman en serpientes trituradoras; un actor de obras de horror que es; él mismo; la encarnación de su personaje más macabro; adolescentes de ultratumba; fantasmales pies que resultan sospechosos de asesinato; lobisones y basiliscos: a través de personajes como éstos; Elsa Bornemann redescubre en Queridos monstruos el arraigo profundo de las narraciones extraordinarias.
Pastorcitos que se transforman en serpientes trituradoras; un actor de obras de horror que es; él mismo; la encarnación de su personaje más macabro; adolescentes de ultratumba; fantasmales pies que resultan sospechosos de asesinato; lobisones y basiliscos: a través de personajes como éstos; Elsa Bornemann redescubre en Queridos monstruos el arraigo profundo de las narraciones extraordinarias.