“... - El que supo ser asunto muy serio para los amores, fue un tal Diurético Ramplón. - Ramplones he conocido muchos, pero Diurético no. - Muy conocido Diurético, porque tomaba nada más que agua. Pero para los amores era una tremendidad de ligero. - Hombre sensible sería. - Más bien atrevidote. Era hombre de saludar con un abrazo, y tanto le abrazaba a un amigo como a la mujer del amigo. Una vuelta en un baile se enamoró de una tal Arrorró Pipeta, que a ella le decían “Clara de nuevo”, porque llegaba y se armaba merengue, que el padre la vigilaba como a leche en el fuego, para que no se le fuera...”. Una vez más las magia de Juceca convirtiendo sueños en realidades, decepciones en alegrías y ofreciendo un refugio para abrigar la esperanza de que lo imposible no lo sea tanto. Un lugar donde siempre habrá un Tape o un Pardo con una mano tendida. Y una damajuana, por si las moscas...
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