«Corto bien en la medida en que cuento mejor», solía decir «Tijeras de Plata». El personaje escondido tras dicho apodo era un singular peluquero de Montevideo conocido en su infancia por el autor. Al igual que tantos de sus colegas, «Tijeras de plata» contaba historias a sus clientes. Pero él narraba mejor que ningún otro. Entre los relatos que se le refieren al lector por este hábito, hay un hombre que busca la reconstrucción del suicidio de su madre, un vendedor de almohadas capaces de retener y transmitir los sueños de quienes duermen en ellas, un asesino que se desangra esperando a la policía mientras le afeitan...
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Se trata de una novela corta, escrita con una prosa fluida y entretenida, con un gran manejo del suspenso y de recursos propios de un narrador de oficio. Tijeras de plata es el relato de una búsqueda, a vueltas con la imagen del escritor convertido en detective.
Un ejercicio de la evocación que no excluye la visión irónica del pasado histórico, sino que se apoya en ella: recordar el paisito de mediados del siglo XX desde los albores del XXI permite tanto auscultar la identidad colectiva como cuestionar los lugares comunes entorno a ese pasado.
Fernando Rodríguez Mansilla