NO me gustan las muñecas.
¡Y sin embargo, me las siguen regalando!
Para mis siete años no faltaron...
La abuela Esther me regaló una
gran muñeca con los ojos abiertos.
Pero esta vez se acabó,
¡no lo voy a permitir!
NO me gustan las muñecas.
¡Y sin embargo, me las siguen regalando!
Para mis siete años no faltaron...
La abuela Esther me regaló una
gran muñeca con los ojos abiertos.
Pero esta vez se acabó,
¡no lo voy a permitir!