«Quisiera no haber escrito jamás este libro sobre Stieg, sobre nuestra vida, pero también sobre mi vida sin él. Un ataque al corazón me lo arrebató el 9 de noviembre de 2004, justo después de entregar los tres tomos de Millennium a su editor. Así que nunca fue consciente de su éxito. Cuando murió yo no estaba con él. ¿Acaso hubiera sido diferente de haber estado yo allí?. Nunca lo sabré, pero quiero pensar que sí; el hecho de estar juntos transformaba extraordinariamente cada instante de nuestra vida.»