Kate,La Beba,La NIÑA

Cuando uno no tiene hijos, se imagina esa etapa de la vida como algo lindo, placentero, unido a tu pareja en algo tan tierno y angelical como la llegada de un bebé al hogar. Las madres te hablan en tono jocoso de cuando vos eras bebé y nunca se menciona nada malo. Es todo perfecto, es lo más divino que te pasó en la vida, es esto, es lo otro… Lamentablemente, nadie nos hace leer la letra chica del contrato ni menciona que, en cuanto llegue a tu hogar esa criaturita tierna y angelical llamada bebé, tus horas de sueño se verán trágicamente interrumpidas al punto de vaciarte las energías. Si fueras un juego de computadora, tu barrita estaría siempre en rojo, al borde del Game over permanente. Será un zombi malhumorado. Todo te irritará; tu pareja será el balde de descarga de tus irascibles emociones y estarás peléandote con ella por el tema más insólito e insignificante que pueda existir. Vas a querer dormir, solo dormir, y esa cosita tierna va a llorar, solo llorar. Vas a insultar a tu madre, tus amigas, y todo aquel mentiroso que te preparó para ese momento como si en tu casa fuese a reinar paz y tranquilidad. Yeso, eso es solo el comienzo. Después tendrás que ejercer tu rol de padre en la sociedad. Y ahí sí, nadie nos preparó jamás para esto. Serás el padre que debas ser; ni bueno ni malo. Pero hay cosas que todos los que fuimos padres alguna vez repetimos y que, a veces, está bueno reírse de ellas. En este libro, Kate (una niña de dos años que está dejando de ser bebé) mirará a sus padres y dará su opinión respecto a ellos. Si no sos padre aún, prepárate para lo que se viene, y si lo sos, disfrutá de reírte de vos mismo un rato.