Maggi muestra una fidelidad absoluta hacia Artigas: en su extensa y polifacética actividad intelectual siempre retoma su estudio aportando, en cada oportunidad, elementos originales.
Aquí el autor se centra en lo que considera “el libro” inspirador de Artigas, La independencia de la Tierra Firme justificada por Thomas Paine, treinta años ha, publicado por Paine en Filadelfia en 1811 y traducida de inmediato al español. Y sobre todo se ocupa de la adaptación de estas ideas a la realidad oriental y de la forma en que las da a conocer y lucha por ellas. Tempranamente Artigas se retira al “centro de sus recursos”, el lejano norte, y desde allí difunde la más revolucionaria de las ideas: la de igualdad, la de no aceptar mandamases españoles ni porteños y también la del “sistema”, la organización federal. Él personalmente no participa de ninguna batalla: agita desde lugares solo conocidos por sus allegados más leales. Coordina, ayuda militarmente a quienes se lo piden, es visitado por infinidad de chasques que llevan correspondencia y, eventualmente, por algún invitado extranjero que deja constancia del funcionamiento de ese ubicuo nodo propagandístico. De su campamento parten cartas con instrucciones siempre reafirmando la idea de libertad “en toda la extensión imaginable” y la del federalismo. En las Fiestas Mayas de 1816 y la fundación de la Biblioteca Pública, un enorme acto publicitario, también se expresan de diferentes maneras, incluida la alocución de D. A. Larrañaga, los ideales de republicanismo, igualdad –que abarca a los indios— y libertad. Por eso recogemos en forma fascimilar la publicación realizada entonces.