Tanto Roberto Ampuero como Mauricio Rojas soñaron con la revolución comunista en los tiempos de Salvador Allende y la Unidad Popular en Chile. Exiliados tras el golpe de Estado de 1973, al ver de cerca el rostro del socialismo -ya sea totalitario o socialdemócrata-, se decepcionaron. Pero su largo viaje por tierras lejanas no solo cambió sus ideales políticos, sino que también los transformó a ellos como personas, permitiéndoles mirar con nuevos ojos a Chile y a América Latina. En Diálogo de conversos recuerdan su pasado y los errores de los radicalismos, e invitan a extraer lecciones de esa historia para recuperar el profundo sentido de la amistad cívica en la que se basa la democracia, así como la credibilidad en la política.